Imposición Pasiva
Tras cinco semanas de trabajo en el espacio de la Residencia Caníbal en Barranquilla, Colombia, Raily Yance logra concretar la elaboración de una serie de piezas escultóricas y pinturas de pequeño y mediano formato, acompañadas de un vídeo. La muestra que se exhibe al público en la Sala de proyectos María Moreno, no es más que el interés del artista por compartir la forma en la que ha sido atravesado por la fuerza de la materia geográfica y rítmica de un espacio híbrido como el que presenta la ciudad de Barranquilla y sus alrededores. Para Yance el espacio Caribe es una especie desecuencia rítmica en contrapunto que se prolonga repetitivamente para dar sentido a eso que llamamos territorio. La secuencia a la que se refiere Yance supone una fuerte relación con el cuerpo, el cual afecta radicalmente la percepción espacial y temporal en la que asumimos los lugares que habitamos. Nos hace sentir el paisaje como una suerte de líneas paralelas que se extiende en eco infinito. Crea relaciones sin fronteras donde asume la geografía y la geometría como imaginarios análogos que lo llevan a integrar modularmente su cuerpo a las figuras geométricas que produce la representación geográfica, tal como se logra apreciar en las pinturas del triángulo dorado apropiada como isla, y su cuerpo invertido en vertical y horizontalmente, como parte del plano cartesiano. Gesta un intersticio que funciona para él como un espejo existencial entre el cuerpo y el espacio. Esta misma fuerza que pretende resignificar lo espacial y lo temporal en el territorio, la percibimos en otras piezas como "Reloj de arena", una pequeña batidora eléctrica a la que le inserta un pitillo plástico y acciona de manera vertical, creando un movimiento de giro repetitivo que dibuja efimeramente la figura de un reloj de arena. También, en "Magdalena", donde evoca el Río Magdalena, a través de dos columnas de vidrios cortados en pedazos similares ubicados en capas uno sobre otro verticalmente sobre la pared.
"Cabañitas", dos pequeñas e inestables
estructuras de madera, pintadas en rojo y blanco, persiguen la imagen concreta del inmobiliario nómada (parasoles y palafitos). Es la estructura que da sentido al lugar, al hábitat. En las mismas proporciones emerge "Iceberg", un árbol plástico pequeño cortado a la mitad y pintado de negro que parece salir del piso, cómo algo de lo que siempre se espera más. Guarda esa relación con la utopía de la naturaleza en la ciudad. Al igual, el juego nostálgico que logra con la pinza y tijeras metálica envueltas en un plástico que tiene impreso el mapa mundi, en el cual ubica espacios geográficos en un pasivo conflicto. Durante su estancia trató siempre de mantener el equilibrio cuando caminaba por esa línea que disuade al Mar Caribe y al Río Magdalena, y lo sedujo esa forma visceral en la que la comunidad de Puerto Colombia se relaciona con las ruinas del muelle. Fue así como logró realizar la pieza de vídeo "Barco", un sencillo y nostálgico registro audiovisual donde filma a la distancia uno de los pedazos del muelle de Puerto Colombia más alejados de la playa, logrando la sensación de un barco enmovimiento que se aproxima pero nunca llega. Es una escena donde súbitamente juega con el tiempo, el ritmo y la memoria para hablar del anhelo, la utopia y aquellas imposibilidades del desarrollo. Éstas sensaciones prevalecen en el resto de objetos y situaciones que integran la muestra.
Residencia en Plataforma Caníbal Dic. 2018